Victor Florez

Suicidio no premeditado.

Arrodillado junto al turbio riachuelo

teñido de negro por las industrias,

esas que no permiten a los habitantes

del hermoso valle conocer las estrellas;

tan solo un destello abrumado

por la niebla y el frío nocturno,

me deja sentir que no estoy solo,

pero... ¿Qué podría ser?

Mi razón no concuerda con mis deseos,

unas botellas de vino me rodean

en la desolada ribera del contaminado río,

que hoy es testigo de mi crimen,

pero sé que es testigo de muchos más.

Sumergido en una inmensa confusión,

que es sólo el producto mental

de saber lo que uno quiere,

pero no poder aceptarlo,

logré levantarme...

¿Qué acaba de pasar acá?

Veo un cuerpo degollado, irreconocible,

a mi al rededor hacen muchas preguntas,

y de repente el lugar se llena de desconocidos...

¡Maldita sea! ¡Estoy muerto!

Y mi alma se dirige

al verdadero infierno

que siempre la esperó.