Igor P. de S.

LA BELLEZA (1), ¿ES SÓLO UNA EMOCIÓN ESTÉTICA?

“Terrible belleza”,

así la llamaba Rainer Maria Rilke,

pues no  se trata de una emoción meramente estética;

se trata de “otra cosa”,

de algo “de otro orden”.

 

Cuando sin esperarlo,

sin poder ni siquiera imaginarlo…;

cuando, sin pedirnos permiso ni mediar palabra alguna,

se apodera de nosotros “la terrible Diosa”,

La Belleza,

su presencia divina nos trastoca

al igual que un terrible e íntimo seísmo.

 

Se produce un secuestro asombroso, sublime;

un no-sé-qué que nos perturba, nos embauca

y transforma, sin más, nuestros cinco sentidos.

Y el sentido de la vida.

Y de la muerte.

 

Así es esa Diosa embaucadora,

“La terrible Belleza”…

Y de esa divina fuente,

surgen el Arte, la Música, la Mística, la Poesía,

el Amor.

 

Divinas “metá-foras” todas ellas,

que “nos transportan-más-allá”,

más allá de la razón,

y nos permiten descubrir y expresar

la sin-razón de “lo inefable”:

una imagen originaria,

una imagen-fuente, un \"arque-tipo\"

que secuestra nuestros sentidos.

 

Y frente a ese arrobo “alienante”,

la cuestión que cabe plantear –a mi loco  juicio- es ésta:

¿Qué está pasando,

cuando sin esperarlo,

sin poder ni siquiera imaginarlo

se apodera de nosotros la “terrible Diosa”, la Belleza?

 

¿Qué está “actuando” en el alma cuando sentimos ese arrobo,

ese “terrible” secuestro”,

ese “enajenamiento” tan especial, tan poderoso?

 

 “La fuente de donde mana la vida es tan profunda, que la vivencia que tenemos de ella es la de algo ajeno”  (así expresa  Thomas MOORE esa experiencia de enajenamiento en su obra “El cuidado del alma”.)

 

Quiero ilustrar estas letras sobre “el rostro de la terrible belleza” con un breve relato de una sencillez solemne y de una profundidad simbólica sorprendentes. Se trata de una auténtica joya. Es ésta:

 

\"Moisés dijo a Yahvé: (…)

Pues si gozo de tu favor,

dígnate revelarme quién eres tú,

para que así pueda comprenderte (…)

Por favor, hazme ver tu gloria.

Él dijo:

Yo haré pasar delante de ti todo mi esplendor

y delante tuya pronunciaré el nombre de Yahvé (…).

Tú no puedes ver mi rostro,

porque nadie puede ver mi cara

y quedar con vida. 

 Yahvé añadió:

Aquí tienes un sitio junto a mí.

No te muevas de la peña,

Y cuando pase mi gloria,

yo te pondré en su hendidura,

y mi mano te protegerá mientras yo esté pasando.

Y luego, apartaré mi mano

para que puedas verme de espaldas; pero

mi rostro,

nadie puede verlo”.

(Éxodo, 33, 12-23)

 

NOTA:

Quiero subrayar, que con esta preciosa cita del Antiguo Testamento de la Biblia no pretendo en modo alguno hacer la apología de ninguna creencia o religión oficial (pues no pertenezco a ninguna de ellas). Soy tan sólo un enamorado incondicional y apasionado de toda expresión artística; y el arte me permite descubrir esa Belleza divina que llamamos “Dios”, y cultivar debidamente el pensamiento. Y las aspiraciones del Alma.

(“Psicó-logo”, significa “especialista del alma”, y a esa preciosa tarea dedico mi vida profesional desde hace “mil años”).

Os deseo a todos un bonito Domingo.