Raúl Daniel

UTOPÍA (de mi libro “Apocalíptico”)

 

Una vez soñé un mundo de utopía,

donde la primera condición

era que el dinero no existía

(ese pedazo de papel

por el que tantos dan la vida)

 

Cada uno en su casa se placía

(o en su chacra o en alguna fábrica)

haciendo aquello que quería

con todo el corazón.

 

Todos cantaban mientras trabajaban

y no se daban cuenta que superproducían.

 

En este mundo (tal vez loco) coloco

la siguiente fantasía:

A los vecinos todos enviaban sus hijos,

portando en carretillas

sus obras que excedían

(¡entonces a nadie faltaba nada!)

 

Algunos sólo cantaban (todo el día)

pero para hacerlo se paseaban

de villa en villa... y todos los demás,

oyéndolos, se complacían.

 

Zapallos, melocotones, sandías,

radios a transistores, poesías...

los niños alegremente repartían

mientras jugaban a la vida.

 

Y un Dios enorme, infinito, de amor,

se contentaba entendiendo

que sus hijos en la tierra

¡por fin lo comprendían!

 

Y Dios, feliz, en el cielo... ¡aplaudía!