Annabella

¡TE PERDÍ!

 

Lacera el alma tu confesión,

al saber que quieres esforzarte

y  conquistar otro corazón...

Pero, tú a mí, ¡nunca me engañaste!

 

Yo misma a mi corazón engañé,

fue mi deseo creer ser amada,

a una vana ilusión me aferré,

dejé que mi alma, fuera conquistada.

 

Estas lágrimas, no son por tí,

más bien las estoy llorando por mí,

porque sé bien que ya te perdí

y a mi sueño dorado sucumbí.

 

Fue bello sueño tejido a la sombra

con sedosos hilos de tela de araña,

expuesto al temor y a la zozobra,

pero, lo último que mi vida sueña...

 

Es por ello que lloro su muerte,

sueño acariciado sin medida,

sepultarlo quisiera y ser fuerte,

pero queda por siempre abierta la herida.

 

Ese fuego que trajo a mi vida,

el amor que dentro de mí descubrí,

la esperanza, la ilusión perdida

aconsejan a guardarlo escondido,

 

¡Liberarlo con mi último aliento!

 

 

Annabella

Domingo 21 de febrero de 2010