Amor, te me adentras Como hiedra,
 como terca enredadera, te me creces,
 y devoras las instancias, y los trazos.
 El magnetismo de tu gigante sombra
 atrae mis pasos hacia tu espacio.
 A veces quiero escaparme, sólo a veces;
 pero entonces mi realidad te busca
 como savia necesaria de mi vida,
 como verdad que se resiste a ser negada;
 con un amor que no quiere ser mitad de un algo.
 Un amor negado a morir antes de parir su encanto,
 que toma mi voluntad y la somete
 a tu abismo necesario,
 a tu sed cautiva de primaveras, a tu cautiva luz,
 a ese corazón tuyo que cuando me habla
 rompe las emociones que adentro he conservado,
 y cambia en un segundo mi aliento rutinario,
 por campanas que anuncian
 que todo va cambiando.