Voy a contar una historia, sé que se van a aburrir;
Pero hoy quisiera contarla, antes que deba partir;
Nací en un lugar humilde, fui el segundo de la casa,
Era otra rama mayor, la que alcanzó mayor fama,
Porque tenía dulces frutos que a mi edad no comprendía;
Mucho me costó entender todo aquello que veía;
Como niño me esforcé: mostrar que tenía dones,
Que a pesar de breve edad, eran buenas intenciones;
Pero en vano todo fue, nadie entendió mi agonía,
Fui otro de los perdedores que por todo entristecía;
Y mis lágrimas guardé, y escondía mis temores,
Renuncié a la potestad y busqué tiempos mejores,
Pero solo me encontré y en tan oscuro rincón,
Que un episodio siguió do reinó la confusión;
De pronto todo perdí, aumentó mi soledad
Me refugiaba en rincones de enfermiza oscuridad;
Fue la música el ungüento que me alivió tanto duelo,
La senda de libertad, la cura de mi desvelo;
Para mí fue ese el final de mis primeros albores,
El poderme superar y olvidar viejos rencores…
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