Murialdo Chicaiza

ÁNGEL DE PIEDRA

No podría haber peor dolor

que un ángel de piedra derrotado

porque la pena es una piedra

por las lágrimas pulida

 

un ángel dormido semeja

al sueño eterno de la muerte

bajo la bruma y las nacientes tinieblas

que rodean y penetran

las postreras luces de la tarde

¡qué pena me da este jóven ángel!

que nunca  pudo ser humano

su dolor, talvez sea,

que tenga que vivir mil años

en un distante espacio arcano

o en las cercanías de algún ser terrenal

que apenas intuya su presencia

 

de rodillas está el ángel

sobre la tumba apoya su cabeza

mientras unos huesos dentro

nunca más se estremecerán de pena

piedra y huesos, ¡qué dilema!

¡qué macabro poema! ¡qué mística paradoja!

en tanto, afuera, un ave se posa en la tumba

y quedamente se aleja.