Silencio Sonoro

MIEDO

Mirando las estrellas un día más,

pienso en personas y en el tiempo,

recordando si algo me diera esta paz

y destapase así lo que siento.

Sufriendo de nuevo esta verdad,

sólo consolado por una estrella,

sin conocerla pero sé que es ella

la única que abriga mi soledad.

La única que soporta mi frialdad,

¡malhadado! ¿tienes miedo?

tienes miedo a la maldad,

miras al techo como un ciego.

Quizás no o quizás sí,

tengo miedo, no lo niego;

miedo a que sufran por mí,

miedo a no saber lo que quiero.

 

Miedo a quedarme solo aquí,

a descubrir una oscuridad,

miedo a entrar y no salir,

a que machaquen mi dignidad.

Miedo a bajar y no subir,

a que transformen mi sobriedad,

miedo a un día venir

y, desesperado, no poderte encontrar.

Abismo de no encontrar la infinidad,

abismo de otra vez sufrir,

abismo de no escapar, no huir,

de que me roben la libertad.

¡No!, no quiero recordar,

tampoco me quiero dormir,

no sé, ¿vale la pena vivir?;

no vale la pena en soledad.

 

Apartado en mi rincón,

pensando muchas cosas pero, ¿en qué?;

¿alguien me abraza? No, aún no;

quizá jamás me abrazaron, no lo sé.

¿Necesito que me abraces?

Tú eres frialdad, como yo,

tú eres soledad, como yo,

tú también temes no salir del rincón,

tú también odias pensar en el dolor.

Tú quieres también brillar,

pero sin quebrar tu corazón,

tú quieres también amar

pero no encuentras la razón.

¿Tú quieres dejarte llevar?

así no es, es con valor.

Quizá otra cosa quieras probar

pero no te atreves a buscar.

 

No le temas al color,

fue bonito mientras duró,

fue amargo lo que calló,

no temas otro aroma, otro olor.

No intentes callar mi voz,

yo no soy un embustero,

al contrario, soy sincero,

no dejes perder el reloj.

Me he guardado tanto mi pena

que me duele hasta la sangre,

y ahora se lo cuento a mi sirena

porque de cariño tengo hambre.

Me clavé el vacío entre mis venas

y crecieron flores de desolación,

y de tal forma rompí las cadenas

que nació una nueva flor.

 

¿Por qué me haces daño mi estrella?

¿por qué no decoras la risa mía?

¿acaso sí eres tú la más bella

en ésta mi alma impía?

¿No eres tú quien me sonríe acaso?

¿no eres tú quien mi angustia vacía?

¿No eres tú quien me besaba al ocaso

y la amiga que yo creía?

Sí eres tú quien me halla en el tumulto,

sí eres tú como una poesía,

tú me calmas cuando me insulto,

tú me llenas de alegría.

Tú me condenas y me das indulto,

tú me traes una nueva melodía,

yo te alabo y te doy culto,

yo te quiero más cada día.

 

Tan imposible y tan lejos

que se pierde en la inmensidad,

tantos recuerdos viejos

que no sé donde están.

Tantas cosas de las que no puedo escapar,

tantas cosas no buscadas,

tantos momentos que no quiero destapar,

tantas canciones acabadas.

Tan dolorosa que es pesada

la palabra inconsciente,

tanta lágrima parada

en mi llanto insistente.

Nadie que me anime y me abrace,

ni me regale ideas aladas,

que consiga revivir lo que yace

tan sólo con su mirada.