Cuando de vez en cuando, me acuerdo de tu olvido y, sobre el mundo mi interior se entristece, lo maldigo y no se contenta. Se enardece el sosiego, se enardece un espíritu, se enardecen mis manos donde el suspiro eras tú en cada latido.
En paz yacías asentada en lo profundo de un recuerdo, pocas veces me decías que en silencio me querías, porque quizás, en el fondo ya sabías que en el tiempo perderías.
De vez en cuando, atiéndeme luna mía, que mi presencia ya no ha de habitar tus ojos, que mi querer de ti ya está muy lejos; piérdete en el tiempo, luce tus estampadas tristezas en el espeso espejo, que mi presencia caducó simplemente ante tus ojos.
Cuando, perfidia que desmorona un cariño, cariño tan frágil como el amaranto en la alegría, todo se ha vuelto tristeza sobre el fuego de la melancolía.
¿Cuándo termina?
¿Cuándo se vive?
Cuando de vez en cuando, tu olvido me recuerda tanto a ti.
Marc Téllez González