Jhontini Mauro

...tenia alas para atravesar las nubes...

 

 

...tenia alas para atravesar las nubes porque me sentía como uno de esos ángeles comunes, pero preferí nadar en en el mar de tus sábanas azules a favor de las corrientes de tus suspiros cual remolinos de viento y de las olas de  calor que producía  el choque de nuestras caderas al compás de los movimientos de  nuestros cuerpos...

por un momento perdí y al mismo instante recupere el aliento y me halle escalando con mis labios las cordilleras de tu pecho y en medio del desenfreno de mi anhelo mis manos se perdieron en la superficie de la piel suave de tus muslos gruesos y mientras mis lengua recorría la llanura de tu abdomen a pasos lentos, acercándose cada vez mas al paraíso de tu sexo, bebí de la copa de tu ombligo cortos sorbos del  vino que a través de tus poros filtra el manantial de tu cuerpo...

 

 

Tu encima de mi y yo adentro de ti cabalgando como si cabalgamos en los corceles del viento hicimos detener al tiempo y lo congelamos de admiración al formar con el azul del cielo y el color de las llamas del infierno un arcoiris que usamos como tobogán  para lanzarnos al jugar al pecado mediante el deseo y la tentacion de amarnos  y al cambiar de posiciones a favor o en contra de la constitución de la ley de las pasiones construí con mis besos sobre tu espalda un templo, adornado con mil colores y flores silvestres cuyos olores se mezclaban con el aroma dulce de tu vientre, que no podías ver, si no escuchar al susurro, del recital  de las oraciones de mi lujuria a tus oídos hasta hacer  erizar tus bellos, acelerar tus suspiros, tu pulso y tus movimientos con desenfreno y furia al sentir el desliz de mi cuerpo sobre tu cuerpo...

 

 

Me sentí dios; dueño del mundo o un loco demasiado cuerdo; libre del temor, del error, de la envidia de la mentira, de la traición, del pecado y de la tentación. Vi resumido en tu cuerpo a todo el universo y quede anonadado al tenerlo  todo en mis manos: tu alma, tus ilusiones, tus sueños, tus secretos, tus pasiones, tus deseos, tanto que dejo de importarme el futuro y me olvide del pasado y atrapado en ti sin duda sonreí al notar que todo era  tan perfecto mientras delicadamente mordía tus dedos y tu rostro sudado, colorado y bello estaba medio oculto como parte de un rito religioso por una cortina semi-transparente de tu pelo crespo...

 

 

Tus uñas clavadas en mi espalda me hacían feliz mente preso de la mirada brillante de tus ojos de doncella cuando el sonido melódico de tus gemidos expresivos me decían con exactitud, al igual que la noticia de tus caricias impulsivas, que tocabas las estrellas y  sentí muchas cosas al mismo tiempo; felicidad y tristeza, ganas de reír y de llorar, rabia, alegría, valentía y tal vez temor cuando abrí los ojos y sentado al borde de la cama abrazando mi dura almohada recupere la conciencia y la razón,  el corazón me latía tan acelerado que parecía que se había detenido por completo porque no tiene explicación la sensación exacta del pecado santo de hacerte el amor con el alma desnuda, sin espacio para la mentira o para la duda, en alguna dimensión del espíritu entre el cielo y el infierno donde el deseo se une al pensamiento...      

y algunos lo llamamos sueños...

 

 

Mauricio Gómez Sánchez

Jhontini Mauro