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Analogía del amor y las estrellas

Los amores siempre son:

un hombre y una estrella fugaz ó

una mujer y una estrella fugaz.

 

Se aprovecha al máximo su destello,

mientras pasa ilumina el camino,

y nos embelesa con la magia del resplandor.

 

El mayor error es pensar en la eternidad del amor,

en la rutina del detenimiento inmarcesible de su luz,

porque al fin y al cabo se va

y nos deja tan llenos con su vacío,

que sólo miramos al horizonte por donde desapareció,

y suspiramos inefables sollozos y odas a la desolación

por una partida que pudo ser clarividente;

pero que no la vimos a tiempo.

 

Nosotros pesábamos que era así,

desde el inicio pactamos que sería así,

habría un final y un horizonte para el fin del destello,

lo advertimos para evitar la desolación de la despedida,

las lágrimas, la caída;

pero nunca nos imaginamos que…

 

Nuestro amor fue:

Sin hombre y sin mujer.

Sólo el rol dos estrellas fugaces,

en direcciones antípodas, queriendo siempre más luz.