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LA ROMERIA

Aún lo recuerdo, fue una romería,

No me acuerdo del pueblo, ni del santo,

Mas, tengo vivo como el primer día,

Como surgió, de tu mirada, el canto.

 

Y como me envolvió con su dulzura

El mensaje de amor que transmitía.

Era insistente, chispeante, pura,

Enamorada, llena de alegría.

 

Tú, morena, hermosa, sofocada,

No sé si del calor o del momento,

Rodeada de amigas alocadas,

Ignorantes del acontecimiento.

 

Yo, rodeado de todos mis amigos,

Hasta entonces alegre, ahora aturdido.

Mil y una veces soñé yo contigo,

Muchas veces despierto, otras dormido.

 

Y de repente, como en una aurora,

Iluminaste mi alma enamorada,

Con tu luminiscencia cegadora,

Como el sol que ilumina la alborada.

 

Y así, te conocí sin conocerte,

Pues, sin saberlo, te estaba esperando,

Que lo supe en el momento de verte,

Aunque creía que estaba soñando.

 

No cruzamos ni una sola palabra,

Pues tu mirada lo decía todo,

Y en mi alma se hizo un gran silencio

Y el corazón se me inundó de gozo.

 

Y sus latidos la música taparon,

Que tal era la fuerza de su ritmo,

Y en ese instante supe que por siempre,

Caería, de tu amor, en el abismo.

 

Y qué felices años, siempre juntos,

Cuanta pasión, qué besos y qué abrazos,

Disfrutando de tu mirada enamorada,

Cuando yo te mecía entre mis brazos.

 

Y después, sobrevino la desgracia

Que me hundió para siempre en el abismo,

No el de tu amor, en el de la angustia,

Que desde entonces, nada fue lo mismo.

 

Y ahora, siempre voy a romerías,

Pueblos ignotos, santos innombrables,

Buscando tu mirada entre la gente,

Aferrándome a recuerdos imborrables.

 

Pero nunca la encuentro y desespero,

Como un fantasma, vago entre la gente,

Con el corazón hecho mil pedazos,

Buscando tu presencia inútilmente.

 

Aún lo recuerdo, fue una romería,

No me acuerdo del pueblo, ..... ni del santo.

 

Abril de 2015

Jose Cruz Sainz