¿Idiota! ¿No ves que nada eres? 
Apenas fina capa mohosa te protege 
de la podredumbre. Gusanos hambrientos te rodean. 
¿Ignoras que en un pase mágico, en un segundo apenas 
cae por tierra toda la altivez y el bello 
papel de regalo revela la fétida masa? 
El gusto amargo de la hiel, la visión incierta, 
el torcerse de las piernas, el descontrol total.... 
todo es inevitable! 
Cualquier día serás presa fácil: 
el tiempo es impiedoso. 
El trágico fin no depende de tu voluntad. 
La arrogancia que derramas no pasa 
de ser faceta inútil de tus diversas faces 
vanas y mundanas. 
Al sol poniente, el rostro marchito y los huesos corroídos 
dolerán más que en aquellos que tuvieron 
la precaución y el buen tino de ser 
simples y ocultos. 
Quedarán tus lindos cabellos... 
¿Y qué utilidad tendrán tus cabellos, hilos 
huérfanos y subterráneos, dispersos, opacos 
sobre los huesos.