Si me voy de Ti me pierdo y emudezco,
si no me cubre tu sombra, deambulo ciego.
Si Tu no reinas, un gran vacío me llena
y aparecen muchos dioses enanos y grises
pretendiendo llenar tu campo y tu trono,
pero no, nada, nada puede sustituirte.
Si me voy de Ti pierde sentido mi palabra,
pierden gracia mi paso y mi mirada,
soy un muerto caminante, no un resucitado,
me vuelvo ajeno al universo y la ternura
y soy más vacío que un enemigo tuyo.
Distante sin motivo, ajeno sin propósito.
Pierdo el don de escucharte en el jardín,
de sentir tu mano cariñosa en el viento,
de pensar contigo en el detalle de las cosas,
de sentirme acompañado en mi soledad,
de no temer vivir y no temer morir.
Sin Ti, yo y todas las cosas son un vacío,
da igual cualquier minuto de la agenda
el azar lo dirige todo con su torpeza
y desaparece el suelo para mis raíces.
Entonces floto, vago y no soy nadie,
nadie que tenga rumbo y trascendencia,
que se explique como gira esta gran rueda,
que tenga el mínimo necesario de respuestas
y gira mi alma como una hoja en el viento.
¿Puede llenar tu campo una sombra gris?
¿Lo llenará un ídolo material o de la mente?
¿Quién puede ser Tu, Rey del Universo?
Sin Ti uno está en la más sola soledad,
contigo somos dos y todo tiene sentido.
El silencio tiene música y todo conversa,
uno necesita levantarse de la tumba,
al oír tu voz se levanta y vive con rumbo,
se siente atraído por la luz y la bondad,
un impulso le obliga a la justicia y al esfuerzo
y siente naúsea por lo que te ofenda y distancie.
Contigo no se siente gozo en el pecado,
uno es extranjero de lo que transgrede tu Ley,
torpe, perdido entre sombras enemigas,
inepto para ofenderte entre voces inmundas.
Contigo no hay más opción que ser tuyo
o sufrir flaco y triste entre sombras ajenas,
enemigo del enemigo y enemistado de Ti.