alcides rojas

El llanto

 

Descansa madre

ya no deben temer tus oídos medrosos

dos guardianes velarán tu sueño

no escuches el llanto de esta casa triste

el mal no debe tapiar tu reposo

pero hará vigilia en mi insomnio

 

Presiento la presencia del trastornador

lo oí silbar a mitad de todos los caminos

y traté de inventar una esperanza

 

Descansa madre

duerme como una llama sin tiempo

igual aunque estés tibia

tu sueño semeja a la muerte

 

Su palabra reprodujo las bulas de la futilidad

lo miré y mi memoria fue estrellada

contra la piedra de la soledad

 

Releí todas sus cartas

Endeble mariposa

ave cansada sobre las aguas de la muerte

 

a veces somos náufragos de sueños

a veces levamos anclas sobre sus turbios cursos

Fatua es la matriz de las parturientas

sólo acarrea maldiciones su pujo

miran como miran los intrusos

y engranan todas las castraciones

Tras el sueño su rostro parece inocente

 

A veces bajé hasta el foso de la soberbia

pero un día no volví a subir

y jamás volví a probar el agua del Aten

me perdieron las tinieblas

y no pude hallar el árbol que da frutos

de más grato sabor

¡Este es el árbol de la vida! me dije

pero no existe la vida

en su lugar hay sólo fin que se recicla

 

Ella se llama resentimiento

incineraré esta madriguera

pegado al seno de la matriarca

Hora de cenar en casa de los burladores

inhalo el olor de este hogar

palpo el vacío entre las paredes

beso las mejillas del asco

Se hace dura la noche

la mala hierba volverá a nacer

pero tendrá ahora ramificaciones

 

A veces la alegría vuelve a mis pies

como manso perro

a veces los niños se descalzan

portan una fuente de caramelos

y la bendición de las lágrimas

que no se tatúan

 

Esta es la llave que abre la puerta

por la que salen

quienes no piensan regresar

Escuchen el llanto de esta casa

escúchenlo