kavanarudén

Sentires

 

 

 

 

Durmiendo entre frases y letras; entre fantasías que se pierden en el horizonte lejano de mi prolífera mente.

Rebusco en mi pensar frases que expresen fielmente mi sentimiento, lo que siento, vivo, padezco o sueño.

Mi corazón late, mis entrañas despiertan con el inquieto volar de millones de mariposas en mi interior.

Quietud, inquietud, anhelo.

 

Nado en un mar de recuerdos, sumergiéndome de vez en cuando, en lo profundo de uno de ellos, dejándome envolver enteramente, abandonándome a su corriente que me lleva a lo profundo.

Mi piel se eriza, mis ojos desbordan su cause, agitándose mi circulación hasta sentirla en mis sienes.

Momentos hay que te sientes, como al borde de un abismo, pensando en saltar al mismo, dando así, por siempre sosiego, al peregrinar en este suelo.

 

Los sonidos de la distancia ensordecen y entorpecen mi vivir, los ahogo con la música suave de tu evocación, de tu presencia distante que penetra cada parte de mi cuerpo martirizado, cansado.

 

Bordeo oscuridades y selvas impenetrables de mi sentir que, sin mi consentir, me envuelven dentro y ahí estoy caminando entre miedos y quimeras, donde agoniza lánguidamente mi alma. Casi en su último respiro, cuando pienso que todo está perdido, un pequeño rallo de luz me acaricia misericordiosamente, devolviéndome gota a gota, la confianza perdida y comienzo a renacer, torpe, lenta muy lentamente, de mis cenizas, comenzando a fluir.

 

Cuán duro se hace el vivir cuando eres un ser inconforme. Un ave en perenne vuelo que busca lo noble y lo hermoso, no importa lo fatigoso, el esfuerzo o el morir.

 

Tus manos son mi consuelo, tus ojos dos grandes luceros, que iluminan mis senderos. Tus boca cual lago profundo, me hace olvidar del mundo. Tu voz, tu aliento, tu presencia se convierten en mi querencia, sin permitirme caer en la demencia.