Poeta sin alma

Palabras Tristes

Pálida la palabra se rezaga

en el lecho vació que dejaste,

sin color se viste la seda y queda

con olor a partida sin regreso;

mi intento de hablar es un retroceso,

es la llama que encendida, se apaga.

Es tu adiós una inquebrantable daga

que hiere aun sin atravesarme el pecho,

se me queda en la palabra muerta,

hendida en la mejilla, como el beso

engañoso que se entrega sin pedirlo

y libera los sollozos de lo inesperado,

sueños rotos, suspiros enjaulados

como quien se entrega a lo injusto,

y queda preso de sus acciones,

y al final las paga.

 

No sé cómo decírtelo; me has vencido,

dejándome en sequedad el espíritu

hundido en las ignominias de lo perdido,

con temor de algún día lamentarlo.

Llueve hoy en mí, me ha llegado el apocalipsis

y tal vez a ti mañana, te llegue, pero mientras

eso pasa, la lluvia que nos separa y nos hermana,

inundara de dolor nuestras almas, y se llevara

en su caudal los anhelos que un día tuve,

dejando una destrucción interna que obstruye

la esperanza de tener un nuevo mañana,

sin pensamientos y sin sentimientos porque

será tan difícil articularlos.