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¡Ay, qué horror lo que espera en terror,
ojos de horror lo que me espera,
desde que la vida penetró en horro,
la vida en detenimiento por ojos de horror,
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y vió lo que un día al fallecer dió con temor,
una incógnita indispensable de ansiedad,
como las tinieblas oscuras en los ojos,
hasta llegar a debatir el horror en silencios,
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ay, que horror lo que espera en terror,
ojos de eterno fuego en la mirada,
desde que el sino zucumbió en tristeza,
como la exacta avidez en franqueza,
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y vió un mar callado por la tempestad cercana,
y un ojo de huracán de horror por paz en el,
y un sosiego temprano en la aproximación existente,
hasta que el cielo abrió de nuevo sus puertas,
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ojos de horror por el temor en terror,
desde que el silencio atemorizó con devolver,
lo que era sufrimiento y dolores sin compasiones,
hasta que vió en ojos al parecer el horror!.
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