Donaciano Bueno

A mi nadie me entiende

A mi nadie me entiende,

soy igual que aquel ser

que debiera haber muerto antes de nacer

para acceder directamente al limbo.

¿soy celta o soy wikingo?

nunca lo podré saber.

Yo soy igual que esos dos

que discuten sobre diós

y ninguno de ellos reza,

cada cual diciendo lo que le interesa;

y yo, que aunque ciego estoy, aún distingo

si es sábado o domingo,

les miro con fiereza

cual tigre vigilante que a su presa

no concede un respiro;

y es a dios a el que pongo por testigo

al mismo dios que creo que no creo

y si existe quisiera ser su amigo,

con el que yo flirteo.

Igual que hiciera el ínclito Tadeo

o Judas en su gran traición a Cristo,

me visto y me desvisto

sin descubrir si veo lo que veo,

o es lo que veré o aquello que ya he visto.

Un paso hacia adelante y otro atrás

voy dando tropezando en el camino

de pan falto y de vino,

echando una mirada hacia el parnaso,

intentando sea firme cada paso

ignorante, presumiendo de adivino,

inmerso en lo profundo de sus mares,

a punto de subirse a sus altares,

lamentos que sobre la arena extiende

los falsos argumentos

a secar. Y no comprende

por qué razón el viento

juguete es de cuerda en movimiento

que espera cada día

sangrando por la vía

espuma, expande hieles hacia adentro.

Asi es,

yo siempre dando traspiés

vivo en la oscuridad encadenado,

no sé si ando despierto o mareado,

la noche no se enciende

y a mi nadie me escucha ni comprende.