NOHTEOS CA ELPED

Desde el olvido-

                                                                             Desde un tiempo que no recuerdo/

Para el silencio:


[...]/hay tanto que se ha fermentado en el vórtice de la boca extinta en la esclavitud del sentimiento; que he experimentado ciertas magnitudes de desorientación, a tal punto que he evitado el cuerpo y he vagado en busca de un depósito para mi soledad, donde yo, el alma- pueda encontrar un lugar febril donde, quizás, me sienta como en casa, donde alguna vez la carne fue un misterioso paradisíaco que aún no conocía, y que al abrir los ojos, el eclipse de los sueños, orbitaba siempre en mi esperanza por encontrarte a ti,
y,
sin embargo,
el destino nos dibujo una distancia,
nos creo el universo ante nuestros ojos,
un letargo moribundo se iba acrecentando.
Desde mi cuarto me senté al otro lado del universo, orillado en el abrigo de las nubes, te vi despierta, y cuando ya estaba en tu mundo, te habías apagado, era como sí en mi mundo siempre estabas encendida brillando y apagándote, tratándote tú de comunicarte conmigo, y cuando llegue a ti, ya no estabas, te habías apagado, y sin embargo, miré al otro lado del universo, y mi luz se iba apagando de a poco, igual que tú, apagándose y despertando de nuevo, tratando de enviarme un mensaje que en ese punto de inflexión no supe deducir, y que, ahora que he despertado sobre el lamento de la lluvia pude entender,
hubo un tiempo donde las flores eran de colores,
donde el cielo era el mar, y el mar un poema de emociones sentimentales,
hubo un tiempo donde tú eras estrella y yo oscuridad,
hubo un tiempo donde yo era silencio, y tú con el tiempo te volviste soledad,
y cuando me di cuenta de la realidad, te perdí entre los fantasmas del pasado,
y entre las sombras del presente,
allí donde la noche adormece la esperanza
y se van creando ilusiones de un universo tatuado de luceros
siendo todos ellos lágrimas para un amor soberbio y arrogante,
así tal cual -como el mío-
cuando siempre creí que los astros del universo eran para siempre,
y que cuando me decidí llegar al otro lado del universo en busca de la estrella que siempre me habla al oído a pesar de que no la escuchará, la noté perdida, apagada, sin rastros de haber estado allí esperándome.

Viaje por siglos a la velocidad del corazón, y entre la lluvia sanguínea, sentí el dolor de los latidos, entre ese resplandor de las entrañas, donde me quede anclado entre la oscuridad y el vacío, mirándola a través de mis recuerdos, la ilusión de su sonrisa. Por mi torpe anti demostración de mi carne y mi verbo la asesiné entre los lazos quemantes del sol, un mundo hecho de agua, esperando el calor del milagro de la vida, esperando- se arrojo al frío, y llegando (yo) divagué en la destrucción del olvido, y en la pérdida del presente, disfrazándome de muerte utópica al no poder encontrarme con la vida, entre el aleteo del silencio, perdí la consciencia, [...]divagando entre las calles vacías, me encuentro con la pérdida de la vida, donde sigo mirando las calles frías, y dentro del deterioro de mi fe, sigo con la creencia de mi ser y estar, aunque sea un fantasma, sigo con la creencia de ser existencia, aunque tenga el mismo motivo que las estrellas del universo; alguna vez aquella esperanza se apagará, y desde la oscuridad se creará el luto de las palabras.
(Un punto final)