juan maria

BRUJO

JUAN MARIA

BRUJO

 

Lo conozco de chiquito

al pingo

y es mi amigo

desde que era potrillito.

 

Yo le puse el apodo de Brujo

porque parece adivinador.

Nunca le digo adonde quiero ir

pero el sabe siempre donde voy.

 

Como flotando corre mi caballo overo

buscando afanoso lo que yo quiero

porque el extraña  lo mismo que yo.

La querencia que nos esta esperando

a el por extrañador y cariñoso

y por lo mismo a mi también.

 

Se pone triste cuando estoy preocupado

porque bien sabe que son deudas de juego

lo que me pone el cerebro a pensar

pero mucho  comprende mi soledad

para seguir galopando y no ponerse aconsejar.

 

Cuando volvemos de la pulpería

sin estrellas y ya se ha prendido

el lucero

viene Brujo galopando sereno

y no tengo que hacerme el arrepentido

porque si estoy muy borracho

sabe hacerse el distraído.

 

Siempre lo que hace es bueno

y lo dejo galopar solito

porque su juicio es certero.

No le puse Brujo por capricho ligero.

Cuando ando en entrevero de amores

le pido al caballo que recuerde

alguna oración para no aburrirse

mientras me espera

pero es de ley el potro

capaz de volverse devoto y darle

a los rosarios que sean.

 

Al volver del escolazo

el domingo a la tardecita

el llano me parece mas triste

y aunque tenga que empeñar

alguna de esas cosas

que no se recuperan

se cuida de no mirarme a los ojos

y aunque me mire algún búho curioso

acusándome malicioso

a la hora del poniente

Brujo me hace pata ancha

y por eso no me mira de frente.

 

Amo galopar con mi caballo overo

porque el anda con voluntad y presteza

y somos una sola cosa

el potro criollo y yo

al soplo del viento pampero.

 

 Este amigo compadre

en la grandeza de la soledad

es para mi la única verdad

y el único ser parecido a mi madre.

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juan maria