GuillermoO

Otoño

 

 

En la intensidad del sueño

algo se pierde.

Es el último recuerdo que tuvimos del día,

el entusiasmo de un magnífico instante,

los grandes ojos tibios donde reflejamos

nuestras dudas;

quizá el ruego de piedad

para que la bruma no caiga sobre nosotros.

 

El sueño mueve su hilo pendular.

Y el recuerdo final escapa:

esa vaga historia de nosotros

y de los otros,

la repetida historia que hablaba de infinitos,

y fue un puñado de sal bajo la lluvia.

 

Tantos inacabables nombres,

y detrás de nuestra espaldas

tantas hojas caídas

sin otra explicación que el otoño.

Tantas ignoradas estrofas que quedaron sin decir.

 

El sueño duerme.

Algo que jamás podremos recoger

queda detenido.

 

G.C.

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