Sokolnikoff

Aficionado

Ahí va, mi primer intento,
debería empezar diciendo
que no se cómo hacer esto,
que no te burles si queda feo.

 

Quizás debería hablar de tus ojos
decir, con analogías, por supuesto
que nada se les acerca en lo bellos
y que cada que los veo
ni hablo, ni muevo, ni pienso
ni te escucho realmente, lo siento.
en cambio,
sí sueño, sí creo, sí quiero,
...si tan sólo te veo.

 

Después, seguiría con tu cabello.
con una forma cada momento
con peinado dado por el viento
a veces raro, a veces seco
no sé, me deja pendejo.

 

Lamento la grosería, recuerda, soy nuevo.

 

Ahora bien, sigo con tus dedos
finos, delgados
pálidos, un poco largos
fríos a ratos,
cautivadores por otro lado;
que te toquen y tocarlos,
que te sientan y sentirlos,
que provoquen y provocarlos...


En seguida, hablaría de tus senos
con palabras bonitas, sin ser grotesco
sobre lo suaves y tersos
que se ven de lejos
que no son grandes, ni pequeños
que te quedan perfecto
con tu delgado cuerpo;
y que por un accidente afortunado
asoman, fuertemente incitando
aunque sea un rato y de reojo, admirarlos.

 

Pero me falta lo más importante, lo bueno
es tu inteligencia, es tu cerebro
pues realmente todos los días me sorprendo
de cómo hablas, convirtiéndome en preso
de esa hábil lengua, de ese bello pensamiento
de lo diverso de tu conocimiento,
vamos, pues, que te escucho y me pierdo.

 

Quizá con esto acabe, porque tengo sueño
porque de lo poco, bueno
¿así iba? Ya no recuerdo...
Pero perdona, que me alejo
del asunto que hoy te he expuesto:
que me encantas cuando te veo
que me gustas cuando te escucho
que me cautivas cuando te siento
y que ansioso espero
que con estas palabras, en algún momento
me dejes aunque sea, darte un beso.