kavanarudén

Evocación silente

 

 

 

 

Las nubes reflejan a lo lejos el sol que declina.

Una bandada de pájaros regresa al nido.

Lejos se escucha el ruido de la ciudad.

Perfume de tarde fresca me envuelve.

Lentamente la elegante noche hace su presencia. Dama respetable que incita al descanso, a la quiete, al reposo.

Tímidamente aparecen las estrellas a lo lejos.

Las aves nocturnas dejan escuchar su canto.

 

Otro día que termina, otro día con sus afanes que se va.

Uno y otro día vendrán, esté o no esté presente.

Nadie es imprescindible en la vida, ésta continua con o sin mi presencia.

 

Cuán efímero es el vivir, el existir. Nos corre como agua entre las manos, se nos va como un susurro, como un viento suave, como una brisa mañanera.

Ni siquiera la certeza tenemos de estar vivos un mañana. Cuán importante es el presente ya que es lo que tenemos. El pasado ya no está, el futuro, el futuro no existe, está por venir, existe el presente.

 

Existe el que ahora escribo éstas líneas dejándome llevar de la mano de mi musa adorada.

Existe mi suspiro sereno mientras pienso a mi amor lejano.

Existe el afecto y el cariño que siento por ustedes, mis amigas y amigos del alma, sin conocerles personalmente.

Existe un añorar a mis familiares, mis padres, mis hermanos que yacen en un país lejanos.

 

Siento mi corazón latir y mis manos obedecer a mi sentimiento.

Siento la soledad que está a mi lado y me hace compañía, la cual no me pesa ni me llena de tristeza.

Siento las horas que gotean pacientemente; los segundos que resbalan y caen rompiéndose en el pavimento; el tiempo que desciende mientras yo sigo aquí, recordándote y amándote en medio de la quietud silente de la noche amada, amor de mi vida, razón de mi ser, luz de mi sendero, esperanza cierta.

Indebidamente tuyo, para siempre.