Donaciano Bueno

Desesperanza

Me acerco al mar y él dice no me llama,

a la tierra y a mi no me conoce,

nadie en el mundo aquí me reconoce,

ni siquiera el infierno me reclama.

 

Inmersa está mi alma en una llama

que ya no experimenta ningún gozo,

a veces yo presiento bajo a un pozo

mientras otras que el cielo se me inflama.

 

Ni soy de aquí, de allá ¿de dónde soy?

mi angustia permanece en el vacío,

camino a la deriva por el río.

 

Sonámbulo entre las tinieblas voy,

triste, infeliz, atormentado y frío.

Mi destino ya murió, ni ya soy mío.