Diaz Valero Alejandro José

Ovillando versos (Mis primeros ovillejos)

OVILLEJO I

¿Has visto a ese labriego?

¡es ciego!

¿piensas tú que él se rebaja?

¡trabaja!

¿Son sus dos manos su credo?

¡sin miedo!

Ves que le sobra denuedo

para cumplir su labor

porque es un gran labrador,

ciego y trabaja sin miedo.

 

 

OVILLEJO II

¿Quién es el más bello ser?

¡mujer!

¿dónde su grandeza empalma?

¡en su alma!

¿si algún dolor la estremece?

¡florece!

Ella no es lo que parece

y perdónenme que insista,

ilumina cuanto exista...

¡Mujer en alma florece!

 

 

OVILLEJO III

¿Cuando vuelves si te vas?

¿jamás!

¿Qué te asiste en ocasión?

¡razón!

¿y porqué huyes sin receso?

¡para eso!

Sinceridad y buen seso

cuando hacerlo es menester

y no negarse a volver

¡jamás hay razón para eso!

 

 

 

OVILLEJO IV

¿ Quién dio comienzo a la riña?

¡La niña!

¿cuáles serán sus razones?

¡amores!

¿Tendrá algo que le conviene?

¡lo tiene!

A muchos les entretiene

y hasta les da diversión

saber que hay mucho tesón

si la niña amores tiene.

 

 

OVILLEJO V

¿Qué entierra usted de cuclillas?

¡semillas!

¿y eso le causa quebranto?

¡y llanto!

¿dónde ese dolor se encierra?

¡en tierra!

Hay quien la simiente entierra

con esperanzas remotas,

viendo los campos sin gotas

¡semillas y llanto en tierra!

 

 

OVILLEJO VI

¿Qué tiene la noche oscura?

¡negrura!

¿qué derrama cada albura?

¡blancura!

¿qué creas al inspirarte?

¡el arte!

Es menester demostrarte

que antagonismos contrastan

con ser opuestos se bastan:

negrura y blancura, es arte.

 

 

OVILLEJO VII

¿Quién abrió nuestra ventana?

¡la nana!

¿ella la madre parece?

¡a veces!

¿Y que hace doña Fernanda?

¡nos manda!

A toda prole comanda

domésticas en servicio,

y cuando cumple su oficio,

la nana a veces nos manda.

 

 

OVILLEJO VIII

Si no llegas en el tren

¡qué bien!

en otras tierras remotas

¡pernoctas!

rehuyendo de este viejo

¡bien lejos!

Mirarme yo en ese espejo,

me permite darme cuenta

que aunque el dolor me atormenta,

qué bien pernoctas bien lejos.

 

 

OVILLEJO IX

Hecho con palo de tronco

¡el trompo!

su cuerda es un gran embrollo

¡el yoyo!

tú juegas y me las muestras

¡las metras!

juegos de la infancia nuestra

que nunca pierden perfiles

aunque pasen los abriles:

los trompos, yoyos y metras.

 

 

OVILLEJO X

Siempre su maña María

¡tenía!

Era sin duda su maña.

¡extraña!

y su vida traducía

¡manía!

Digo con tal puntería

que ella al igual que otros tantos

en su vida de quebrantos

tenía extraña manía.

 

 

OVILLEJO XI

¿Podríamos evadir?

¡Morir!

¿es la muerte valorada?

¡es nada!

¿Podrán en vez de sufrir?

¡reír!

Si tenemos que morir

ninguno está preparado

pero ya hemos aceptado

morir por nada, y reír.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela