Río Que flota

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Lo absoluto es el dogma del grito, 

De su partitura se desprende lo fecundo.

Cuantas muchachas se molestarían con mi verborrea sexual, cuantos muchachos ni la notarían.

Cuantos destinos inmediatos, cuanta seguridad:

De ello depende el crujido del pavimento.

Re-tomar mis fluídos en el desierto frankliniano, implica el olvido de las sensaciones, enajenarlas: todos sus árboles son líquidos, toda esa arena una frecuencia.

Y mi superficie pagana es insultada por el prado.

 

Que se permita el baile de las raíces, de los tubérculos insatisfechos, de sus esporas de lluvia. 

Que se permita la discusión de la fertilidad.

Que dios arrastre su espíritu en las tendencias.

 

La distapppppp

 

Slsldflld,dldldlaldoflslsmdkdkdkfkfkdkfkmvmdmamamama,a,a,a,,ama,amakdkslalalawk.ma.

 

Un sueño, su cuerpo detrás de un montículo de tierra, de dinamita: de distancia concebible.

 

Tu electricidad dinamizaba la inquietud atmosférica de mi descenso.

Que impresión,

Que protesta sanguínea.

 

 Magnífico safari sexual,

Exhaustivo castigo bajo el comedor.

 

El pecado-niño: la violenta ceguera de su espasmo.

 

Pues viajemos ambulante razón;

Saltemos de cúpula en cúpula, 

Pues el nombre que pronunciemos será el que acuda en nombre de la prudencia.

 

¿Cuánto peso quiere imprimir nuestro deseo en la superficie del firmamento? 

Podemos caer y es lo único que conseguimos.