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CHARLANDO CON LA MUERTE

Hoy en este parque, mientras paseaba,

Sentada en un banco me encontré a la muerte.

En ningún momento pensé en esquivarla,

Alcé la cabeza y seguí de frente.

 

La miré a los ojos al tenerla cerca.

Con cuencas vacías, fijó su mirada,

Y dijo: \"No temas y no estés alerta,

Por hoy he acabado, voy de retirada\"

 

Me invitó a sentarme con su voz opaca,

Yo acepté gustoso, me senté a su lado.

Quizá yo quería charlar con la \"Parca\"

O tal vez mas fuera que estaba cansado.

 

\"Estoy preparado, no te tengo miedo,

El día que vengas, aunque no me avises,

Te estaré esperando\" , le dije yo quedo.

Y así, en apariencia , charlando felices,

 

Se pasó la tarde, pausados, tranquilos,

Yo sobre la vida y ella de la muerte.

Cuando yo le dije: \"Y ¿Por qué a los niños?

Ella subió el tono, contestó muy fuerte:

 

\"Yo no hago las listas, ya me las dan hechas\".

En ese momento, volvió la cabeza,

Me miró de nuevo y ví yo sus cuencas,

Vacías de ojos, llenas de franqueza.

 

Me dijo: \"¿Que crees, que a mí no me duele?

Será su destino, o quizá, si piensas,

son sus dirigentes que nunca intervienen,

No les alimentan y por eso enferman.

 

Y quizá el destino, por misericordia,

Los quite del suelo y les lleva al cielo,

Que allí por lo menos, comen cada día,

Y para cuidarles están sus abuelos\"

 

\"Me temo\", me dijo, \"Que si esto no cambia,

Seguiremos viendo morir a los niños,

En esos países de Africa, de Asia,

Que, frecuentemente, esquilman los ricos\"

 

Y juntos lloramos por tanta tristeza,

Por todos los niños que nacen en pueblos,

Casi siempre llenos de grandes riquezas

Y que explotan otros y los dejan yermos.

 

Tras aquella tarde, amigos quedamos,

Si es que de la Muerte alguien puede serlo.

Entonces, me dijo antes de marcharnos:

\"Pídeme un deseo y, si puedo hacerlo,

 

El día que toque, que estés en la lista,

Sin lugar a dudas, yo lo tendré en cuenta\"

Como ya era tarde, lo pensé de prisa,

Y dije a la \"Parca\" que estuviera atenta.

 

\"Como ya te dije, no te tengo miedo.

Cuando tú a mí vengas el último día,

Quizá si consigas llevarte mi cuerpo,

Pero yo mi alma tengo repartida.

 

La dejé a retazos, un trozo pintando,

Al cantar canciones, dejé otro pedazo,

A mi bien amada, se lo dejé amando,

A mis hijos otro, dejé en cada abrazo.

 

Para mis amigos lo dejé en recuerdos,

De momentos gratos con ellos pasados

Y, a partir del día que levante el vuelo,

Yo seguiré vivo en cada retazo.

 

Yo te pido amiga que, cuando me llegue

Del último día, la hora postrera,

Cuando tu guadaña, la vida me siegue,

Hazlo como gustes, pero  SÉ CERTERA\"