jorge enrique mantilla

LA TRAIDORA

LA TRAIDORA

Me enamoré de una felona, creía que era mi camino

Hoy estoy triste y aburrido, de embustes sin entender

Le entregué todo mi amor, resultó falsaria sin destino

Embaucadora, enredadora de los destinos de mi querer

 

Quise una traidora, por años fue mi consentida

Mi pecado, la engreída fue adorarla, la golfa de otro se enamoró

Afligido y sin fuerzas mi corazón está partido

Las ansias de venganza, la macaneadora en sus astas me devoró

 

Raudo y perturbado, zigzagueando por aquel raudal

Solo y angustiado, la barraca en penumbras, sin ganas de regresar

Gritos lastimeros, el eco se estrellaba en cualquier matorral

Sollozando y quejumbroso, al cielo pedía mi alma abandonar

 

Por instantes, mi mente relega los engaños de milonguera

Cruza presuroso las fronteras, anidando los eróticos amores

Que llenaron de pasión, momentos eternos de felicidad consiguiera

El bohío se estremecía, entrecruzados de emoción, soñadores, agotadores

 

No quisiera recordar momentos de tristeza, ni engaños de farsante

Nunca había vivido, favores de greñuda, sin temores que devores

Vil engañadora, prisionero de tus encantos sensuales y abrumadores

Me llevaste al colapso, de sus amores ciegos, apasionados y encantadores

 

El día que te veas solitaria, triste y desgarbada, de sus amores desprestigiados

No esperes el saludo, ni la mirada mordaz de los traidores

Ni la nostalgia de verte vagabunda, falaz de tu morada

El destino merodeará, baratera de tu cuerpo, los favores de tus dolores

 

Ya es tarde para entender, que el camino es largo y de desfiladeros abrupto

Así como se quiere y se ama, de la llanura, la belleza se acaba

De amada y consentida, de dueña y matrona, a vulgar meretriz buscona

Los burdeles te esperan, comprarán tu cuerpo, como ramera forzada

 

Mi vida se está acabando y pronto a la cantina he de llegar

Borracho, las penas enceguecidas, las cuencas de mis ojos, lágrimas sin derramar

La compasión no da espera, el sufrimiento por mi querida me ha de matar

Buscando aquella engatusadora, causante de mí chiflado tormento

El abatimiento de mi alma causa desazón en mi cuerpo herido

Triste y dolido, sin ganas de luchar, agonizante sin enterrar

Quisiera encontrarla y tenerla a mi lado, así se haya llevado mi pensamiento

Maltrecho y pesaroso he de proseguir, vagabundo sin destino por quien luchar

La tumba fría y lóbrega, mi cuerpo moribundo y podrido, allí me ha de tirar

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga marzo 14-2015