A veces pienso que mis sueños
se quedaron atrapados
entre los rescoldos de algún fogón,
en cualquier noche del invierno.
Que las velas de mi furtiva barca,
desplegadas al arrullo del viento,
se durmieron en algún rincón
de lejanas y viajeras añoranzas.
A veces miro pasar la realidad
como nubes cargadas de rayos,
heraldos de las cosas que no son
agradables a la paz de mi alma.