José Adolfo Fernando

A Paloma

¡Vives el desierto niña !

Tienes tus lágrimas entre

 las estrellas y

los racimos de viento

Desesperas de la inmensidad

con tus pisadas de soledad

pues tus pies siguen

desnudos !

 

¿Por qué custodias en

tu cuerpo tantas

olas del olvido, si,

fértil en tu mirada

y con tu risa de coral

nos brindas perlas que

son de la mejor agua?

 

Dime, de inmediato: ¿dónde has aprendido

que el océano es vertical?

 

Camina Paloma, dulce amiga,

empápate de las caricias

colmadas

desnuda tu cuerpo,

espéralas

imprégnate de ellas

sin nunca saciarte

por los siglos de los siglos,

así sea Paloma