Marc Tellez Gonzalez

Amor mío, como te pienso.

 

 

Existirán veces que me sabes tan seca, como las fáuces de un desierto, hambriento de vida, tan lleno de olvido; plagado de indiferente arena tersa y arrogante.


¡En mi cabeza no cabe razón que entienda!


Las soledades que a veces dejas, se vuelven inmensas como el vacío de una tierra plana.


Otras veces eres como la caña del sembradío, simplemente dulce y jugosa, como si nunca pasara nada, serena a veces, triste e inmaculada y como todos los días fuertemente amada.


Entras y sales en mis pensáres sin existir hora ni momento, ni algún modo específico ni razonable.


¡Oh amor mío, como te pienso!


Sólo vasta con mirar los frutos maduros e inchádos que caen de los brazos de tus nogales sobre las enredadas raíces que se aférran y profundizan en mi, motivo más por cual te amo, así de simple y complicados somos en las nupcias cumplidas


Grítame tu silencio, atiéndeme en la soledad, que ambas partes son dignas de contener amor.


Difumínemos la duda que siempre será morbosa en la búsqueda asquerosa de los manjares inductivos de la prolifera infidelidad.


Seamos pensántes y asertivos, que a las preguntas habremos de presentárle la seguridad y a la confianza que forja la pureza de quienes se aman profundamente.


Amada, amada mía, hermosa y dulce sinfonía de altos y bajos que ahuyentan mis tristezas cuando más te necesito.


Garza esbelta, siempre perfecta que se posa en las gládiolas de mi poema, así te amo, así te quiero; exacta y precisa. ¿Por qué en tus enojos siempre existe tu adorada sonrisa?


Pregunta que aún no tiene respuesta, preguntas que se perderán, pero al final no me importa su respuesta cuando sé que eres toda mía.


Como sean las cosas, donde sean las cosas. ¿Que de raro tiene? El amar es un dicha impredecíble e implacable, dicha que me das tu, dicha que comparto y compartiré contigo hasta el fin de mis suspiros, dulce amor mío.

 


Marc Téllez González