-¿De qué huyes?- Le pregunté
-De las burdas tentaciones
que son como maldiciones
arrancándome la fe.
-Bien, aunque no hay un por qué,
salvo que quieras vivir
en tenaz e incesante huir;
porque aquello que tú quieres
como lo que tanto temes,
se encuentra dentro de ti.
Cecilio Navarro 06/03/2015
Comentario:
Podría ser un diálogo interno entre un monje y su propia conciencia, pero también podría ser el de usted mismo con su psicoanalista o el de un alumno con su maestro.
La realidad es esa. Podemos cambiar de casa, de calle, de ciudad, incluso de país. Cambiar de vecinos, amigos y hasta de familia, pero seguiremos siendo el mismo si no somos capaces de desprendernos de nuestra mochila. Esa mochila repleta de manías, costumbres, hábitos, vicios, deseos, miedos y todo el bagaje que nos hace ser lo que somos y crear nuestra propia realidad allí donde nos encontremos.