Enrique del Nilo

SU LIBERTAD

Todas las mañanas veía por mi ventana

un hermoso ave, de brillantes colores

y con un sin igual canto

 

Ansioso por disfrutarle

corrí al jardín, escarbé, extraje larvas

y con ellas fui a la misma ventana

en un plácido revoloteo

llegó, se acomodó en mi mano

y comió

 

Enloquecido por avaricia cerré la mano

y le atrapé, le coloqué en una jaula

y en la misma ventana le dejé

 

Comenzó a perder su plumaje

y no le volví a escuchar su canto

hasta que comprendí que le estaba matando

 

Abrí la jaula, que yo había vuelto su prisión

y hacia el infinito voló

creí no volver a verlo

pero a la mañana siguiente

me despertó con su canto

y contemplé una vez más

su plumaje de soberbio color

 

Puse en mi mano alpiste, y hacia el la estiré

en voto de confianza, hasta mi palma voló

comió y con su belleza me correspondió

 

Desde ese día, mi mano dejo abierta

disfrutando de su presencia y su canto

pero respetando lo más sagrado para él

SU LIBERTAD