anbel

Relato corto

Simplemente se sentó en un banco y esperó. No estaba cansada pero le pareció la mejor opción. Hacia frio y la humedad se calaba en los huesos. Se fijó en la gente que pasaba, sus caras estaban pálidas por el frio y llevaban el cuerpo como encogido con las manos resguardadas en los bolsillos o en guantes de colores oscuros. Algunos pasaban apurados, otros como sin prisa, con esa actitud que denota que tanto les da llegar a una hora u otra a casa y los más iban a buen paso para espabilar el frio. Pocas risas veía en sus caras, quizás porque el día estaba triste y la tristeza se colaba en las almas. Muchos iban solos, ensimismados mirando para el suelo y pensando sabe Dios en que, y otros pasaban mirando al frente hacia un punto en el vacío que solo ellos parecían ver. Un grupo de estudiantes pasó por delante, hablando alguno de ellos a la vez, quizás ni entre ellos se escuchaban, pero con ese tono de optimismo  y de ganas de comerse el mundo que solo da la juventud.

Al rato pasó una pareja de mediana edad con cara de aburridos, como si ya se lo hubieran dicho todo y no hubiera más que decir. Sus caras impasibles no eran de desagrado sino de conformismo caminando al mismo paso pero sin tocarse.

Dos niños pasaron y se pararon ante unos charcos; en un pispás estaban saltando con sus botas en ellos, se reían y se retaban el uno al otro para ver quien salpicaba más; de repente fueron agarrados por los brazos de la que intuía debía ser su abuela que tras regañarlos volvió a quedar atrás mientras ellos corrían en busca de otro charco.

Pasó alguien que repartía folletos de publicidad, los entregaba a quien los quisiera coger, aunque eran muchos a los que les costaba sacar sus manos de los bolsillos y miraban para otro lado para evitar tener que coger lo que a ellos nada les interesaba aún sin saber de qué se trataba.

Una mujer pasaba cargada con el carrito de la compra, daba la impresión que le pesaba y le costaba mantener el paso de su acompañante que con un periódico en la mano parecía cada vez apurar más  sin percatarse de los esfuerzo que ella hacía para mantenerse a su lado.

De repente empezaron a caer una gotas que amenazaban otras tantas, miró hacia el cielo gris,se levantó lentamente y se perdió entre la gente…