Hoy como ayer
Hoy, que muero como ayer, como tú mueres,
dinámico, sonriente, haciendo un nuevo desayuno,
la camisa ya puesta, la jornada
ya lista para que hagas ladrillos o grilletes,
para que saludes sin ganas a tus jefes
y no sepas si tus niños tienen hoy prueba de idiomas,
hoy, que me cubro con la piel que anoche tiendo
en sueños sin vivir, en los cordeles
de un mundo que me ordena hasta el cabello,
que me dice cómo hacer para reírme,
para atarme los zapatos, para hallar
el detergente o el amor, la carretera
al ataúd de cuatro ruedas, o sin ruedas,
al ataúd sencillamente, sin visitas,
sin árbol que sembrar, sin libro escrito
y sin tanta eternidad que tramitar entre vigías,
hoy, que repito el respirar casi sin aire,
el gesto de abrazar sin nadie al lado,
el beso sin más labios que la ausencia del tumulto,
el paso en el trajín que no nos lleva a parte alguna,
el tácito afirmar cuando preguntan si estoy listo,
(no sé listo para qué, pero afirmamos),
hoy, que veo como ayer que ya se me hace tarde,
que algo te iba a decir, que me he olvidado,
que sí, que era importante, que por eso
hoy te digo que mañana, si me acuerdo,
nos juntamos y te cuento bien qué era,
porque ahora ya me voy, que, si no, no vamos
a alcanzar a hacer lo que ayer tampoco nadie pudo.
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02 03 15