juan sarmiento buelvas

ANTEPASADOS PERSEVERANTES

 

En los húmedos días de un invierno sofocante y una tarde gris de tenues sombras como los recuerdos olvidados del abuelo apareció como una macabra e inesperada visita, algo que fue, pero siguió siendo, regresó del más allá.

 

Renunció al frío mármol de tristes epitafios del camposanto donde dormía tal vez atraído por un recuerdo de locuras apasionadas.

 

Tal vez ávido de afectos y de ternura plasmadas en desteñidas y borrosas cartas guardadas en un viejo y anacrónico baúl protegido por el olor de la naftalina.

 

Trasteado a la imaginación de sus parientes reales huyendo a una soledad de tinieblas, espectro animado de algún antepasado vitalicio en la infame soledad de la eternidad.

 

Invisible para los que lo veían, real en la imaginación de sus parientes más cercanos, terror de mi madre en sus ratos de soledad, burla de mis hermanos al amparo de nuestro padre.

 

Tortura de nuestras noches interminables reflejadas en lúgubres sombras al movimiento de una cortina cual tela de arañas cubiertas por el hollín de una vela en una noche en que las tinieblas eran fotografiadas por relámpagos de una tormenta.

 

Deambulaba por la vieja mansión de madera de dos pisos perturbando la tranquilidad de las tías, tal vez pretendiente de una de ellas en su pretérita vida de Don Juan.