GuillermoO

Recuerdo (En la plaza)

 

Mi corazón bebe a lo lejos.

 

Y yo me doy por muerto.

 

Miro la lluvia que me sigue.

 

Inútilmente

 

recompongo mi traje blanquecino.

 

De a poco mis escasas monedas se oscurecen.

 

Muy quieto observo la enramada luz

 

como bordadura suave que brilla.

 

Me enmaraño en hojas de la noche,

 

y salgo a pedir limosna entre los pobres.

 

Entonces soy Juan, el sucio,

 

que me ofrece fumar.

 

Su mano llagada estrecha la mía,

 

y me enaltece.

 

(Su mano más limpia que la mano de un banquero.)

 

Y soy también la cantante loca que en la plaza se aplaude,

 

y muere, tras telón, de frío.

 

 

 Desde lejos,

puedo tocar el deseo en tus ojos,

y creo que el amor

es un caminante que siempre regresa.

 

(Si volvieras

como una gota de lluvia,

como un palacio,

o una tardecita apenas.)

 

G.C.

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