Kaoru

ella!

Allí estaba ella, sentada en su cama, fumando desesperadamente mientras pensaba. En su cuarto reinaba la desidia y el desorden, pero claro, no tenía fuerzas ni para respirar, como iba a pensar en arreglar algo. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, ella no quería tomar esa decisión, pero no había otra salida, era la mejor para ella, no sabía si para el, pero ella lo necesitaba. Se levantó bruscamente y sacó una maleta del closet, comenzó a hace su equipaje, metió sus camisas favoritas, sus perfumes, libros, todo lo que pudo... Se detuvo un segundo en la ventana y vio pasar a alguien con un ramo de flores, ella sonrió amargamente, para ella nunca hubo flores, no hubo regalos, y ella no era materialista, pero es que tampoco existieron palabras dulces, caricias al momento previo del amor, si es que se podía llamar amor a esa manoseadera morbosa y brutal. No se engañana, en cierto punto lo disfrutaba, era humana! de carne y hueso! Pero también sentía la necesidad de una caricia, de un beso, de algo que la hiciera estremecer...cerró los ojos y sacudió la cabeza apartando esos pensamientos. Continuó haciendo la maleta. Ella no era de las que se convencia con un té quiero, pero necesitaba oírlo de el. El siempre decía que era obvio, que si no la quisiera se habría ido de su lado, al escuchar tal argumento, ella achacaba sus temores al dramatismo que adornaba su vida, era amante de las novelas rosas y se decía así misma que era una estupidez pensar que estas podían ocurrir en la vida real. Por fin término de hacer la maleta, comenzó a vestirse lentamente, el no llegaría temprano, nunca lo hacía. Esa era otra cosa, cuando había sido la última vez que salieron juntos? Ella no podía recordarlo, pensaba que el ya no se sentía orgulloso de ella, de tenerla a su lado. Se miró al espejo, ella no era fea, por el contrario, era muy linda, muy inteligente y muy simpática, no entendía... Pero si se dio cuenta de algo, de lo poco que quedaba se sú verdadero yo. Se espanto y allí su lloró intensamente. Como pudo suceder? Esa fue la gota que faltaba para poder sentirse segura de su decisión. Se vistió a su gusto, y pensó en dejar una nota explicándole todo, pero para que? El nunca leía nada de eso. Ciertamente se habían juntado dos almas totalmente diferentes. Tomó su maleta y antes de salir de la casa tomó su celular y le envío un mensaje:"a pesar de todo, te amo." y era cierto, a pesar de todo, el era su amor. Cerro la puerta y se fue...