Si no existieras, Dios mío, diría 
que todo es execrable: 
el mundo, la vida, esta noche fría. 
Porque el sudor, de suyo incalculable,
para nada sería 
y toda esperanza se perdería
Absolutamente todo por nada 
reír y llorar tanto 
y arrastrar arriba piedra pesada. 
Todo en balde. Sería un mero espanto 
y en extremo amargada 
la vida y mi esperanza desolada
Te diría que detesto el nacer
y que morir prefiero.
Si tú no existieras, mejor hacer
nada y donarme a cualquier desafuero.
Porque vano es el ser
si no existes: todo tiende a perder.
Todo sin ti se torna en un error.
Todo resulta apenas
un mal trago, un cigarro sin sabor.
Todo se encubre de miseria y penas
en medio del horror
de un mundo que sofocó todo amor