L. Roberto M. Uriostegui

Él la mira

Y él solo la mira desde lejos,

la mira como se miran las cosas religiosas,

como se aprecian las obras más preciosas,

él la mira, como solo a algunas cosas.

 

Él la mira pensando que ella no lo siente

la mira como en un estado entre inconsciente,

como si alucinara una cosa tan divina,

él la mira, como solo a las rosas.

 

Él la mira caminando a unos pasos,

la mira dibujándole una caricia con sus brazos,

como se abraza a la locura, sin largos trazos,

él la mira, como solo a ella misma.

 

Él la mira, como pensándola, como teniéndola,

la mira hablándole por medio de un poema

como aquellos que jamás han de ser leídos,

él la mira, como a un libro.

 

Él la mira sin pretextos, ni condiciones, ni pedazos

la mira enteramente como entregándose,

como dándose ¡cual si la vida fuera cosa suya

y no le importa!.

Él la mira, y ella a él (quién sabe).

 

Y él solo la mira,

y él solo la espera,

solo la quiere,

solo la añora,

la dibuja,

mira.