L. Roberto M. Uriostegui

Dicen que cuando la voz se olvida

Por alguna extraña y bella razón,

dentro de mi mente 

y en lo profundo de mi razón,

no logro guardar el timbre de tu voz.

 

Y en medio de los ecos nocturnos,

los murmullos taciturnos

me dicen brevemente

como es que suenas cuando lloras.

 

Pero en el día mientras se ríe

el astro rey alegremente iluminado,

festejo la voz que tienes cuando

en el sonido me lega tu saludo.

 

Lo siento, en verdad no puedo recordarlo

es a caso porque quiero escucharlo

todo el tiempo, sentirlo cerca a cada rato,

no guardarlo, vivirlo.