Lina María

ESA MAÑANA ERA ESPECIAL

ESA MAÑANA ERA ESPECIAL

 

Esa mañana era especial, respiraba un aire más puro, su sangre fluía y su corazón latía con intensidad, porque volvería a ese lugar que tanto recordaba, corrió contra el tiempo recorriendo todas las rutas que antes visitó y por fin llegó, pero no le encontró.  Sus ojos llorosos mostraban su frustración porque ya no estaba y todo había cambiado.  Ese lugar secreto era otra construcción y su rastro perdió.

Con un nudo en el alma y cabizbaja caminó por horas las calles cálidas y llena de gente, estaba entre el tumulto, escuchaba voces que por rato le hablaban sin importarle qué.  Pensaba tanto en ese amor intacto que seguía vivo a pesar de la distancia, el tiempo y el silencio.

Llegó a la playa y se sentó por horas, miraba el horizonte inmenso y hermoso, escuchaba el golpe de las olas y su rítmico ir y venir, miraba las aves volar y todas iban acompañadas, veía como volaban con claridad del lugar a donde llegarían.  A lo lejos observaba elegantes  embarcaciones.  Parecía ida, bajo efecto hipnótico, sin importar su vestimenta se acostó en la arena mirando el cielo y pensó lo duro que sería volver a empezar, no quería ver otro camino, no quería  poner sus ojos en alguien más y decidió el silencio, pero su voz interior no callaba, esta le decía que ese amor que  creía mutua era solo de uno y que mientras luchaba por volverle a ver, la otra persona ni le esperaba, ni le anhelaba.  Se dijo muchas veces que endurecería su corazón y que de los demás solo sacaría su beneficio, les usaría  cada que lo quisiera.  Pero sabía que esto era mentira porque en el fondo sabía que no podía actuar igual; simplemente su corazón se movía y no podía dejar de amar.

El tiempo corrió y cuando menos pensó notó que seguía sola pero con su integridad intacta, ni el dolor logró cambiar su forma de mirar el mundo y reconoció que el destino de  cada uno es  distinto y que cada camino tiene una ruta que no siempre se encuentra con quienes quiere encontrar quizá porque su momento pasó y la existencia le enseñaría algo contrario a sus prejuicios. 

 

Lina María Palacio