Yaira Nuwanda

del amor al miedo

Desperté.

Tus pupilas clavadas en mis ojos dormidos.

Tú, sueño efímero, que cada vez que te miro

te desvaneces en el vacío.

 

¿Dónde estás, dulce mañana,

sueño de grandeza y gran delirio?

¿Quién alimentó la llama

del sueño que despierta en el olvido?

¿Acaso fue ilusión el que me amaras?

 

Fugitiva dicha que te escondes y disfrazas.

Sueño de sentir y ser… y no ser nada.

Cuando es más fácil cerrar los ojos, y apartar la mirada.

Cuando crees que sin buscarla

habrá esperanza.

 

La sombra de la incertidumbre

se cierne sobre el silencio;

huérfana de voz la palabra,

temblando al recuerdo de dudas y miedo.