el duende

Elegía de los amores imposibles

<!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

Llegar temprano al muelle

donde están los galeones desguazados

y la brisa que se puebla de gaviotas

pensar que es hermoso estar unidos

subir despacio hasta los farallones

y arrojarse, llorando mansamente.

Afrontar el desastre de los sueño

quedarse entre momias rezando en los estantes

con el impulso de unos y las ganas de otros

después acodado en la irreal baranda

resistiendo las mareas marinas

como errantes aves

ver que los barcos también se van, se van.

Hay luna fatal en las luces de los faros veloces

que ven la ensenada del dulce pecho

¡mas solo¡ puedo ofrecer una vida sin nombre

con memorias, y sin tiempo,

Es mi honda sinrazón, sin  aliento,

¡es lo que tengo¡

enciendo luces bajas, quemo cartas antiguas,

imagino melodías con además de príncipes

cuando insisten los vidrios que rompen mi pecho.

Acatare de nuevo las oscuras acometidas

de la vida y sus noches

con las manos atadas por las cintas del ensueño

pues no intentare nada ,ni sogas, ni bastones,

ni ancla, ni bote de emergencia,

con el fin de frenar

si yo no voy a detener

ese lento velero

alejándose de la orilla.