Adónde has ido
amor mío de primavera,
adónde las mariposas de tus ojos,
los juncos de esteras de tus sonrisas.
He perdido de vista las sendas de tus hombros,
el aroma de acacia de tu piel cobriza,
el sonido pausado y calmoso de tu férvida cauce,
indómita, hechicera, tan dulcemente salvaje.
Adónde la voz de tu rocio,
su humedad y su frescura,
mis labios de Morivivi por ti se abrían,
se cerraban por estar contigo.
Adónde; a mi mismo me digo;
dónde cautiva te tiene el tiempo,
en cuál escondite te ha hecho cautiva,
alejándote de mi,
atando tu deseo con las agujas de sus designios.
Adónde el eco de aquellas tertulias,
las palabras de amor y sus besos viajeros,
qué de la flor con la que rozabas mi pecho,
cuando entre versos y abrazos de nubes
me dejabas saber de tu amor y tu empeño.
¡Dime amor mío de primavera!,
tú que llegaste a destiempo,
derritiendo nieves viejas,
desgajando los empecinos del tedio.
©Luís Guillermo Legrand(Autor)