alicia perez hernandez

Pasión…

Pasión…

 

Busco la pasión que tuve en tus brazos,

busco la pasión de cada noche,

en el beso que se quedó en mis labios,

en la piel, que al rozarse nos hacía estallar,

en los poemas que me dedicabas,

con mil formas de amarnos.

O, en el llanto que nos unió en la soledad,

abrazando con pasión el amor que nos dimos.

Busco la pasión del beso enamorado.

Busco la pasión que veía en tus ojos.

Y El viento nos acercaba en la distancia.

nos comunicábamos con el vuelo de los pájaros,

con la canción romántica de los dos.

O, el baile que juntaba tu cuerpo con el mío. 

El beso que tantas veces se paseó por mi cuerpo,

en la desnudez de mi piel sedienta de ti…

Hoy abrazo cada noche tu recuerdo

Más delante del cielo me desnudo

buscando los ojos que me amaron

para sentir el roce de tus labios,

que una vez en los míos estuvieron.

Y así buscando la pasión…

¡Siempre me acuerdo de ti!

Evoco tú nombre mirando al cielo,

esperando el milagro de verte de nuevo,

en otro tiempo y, en otro espacio,

dónde mi alma vuele,

para amarnos con la misma pasión,

Que ahora busco y no tengo.

 

Alicia Pérez Hernández

-No es la pluma la que escribe, es el alma-

Todos los derechos reservados©

 

La pasión de Alicia y salvador

 

Amada mía, entra
en mi aposento,
entra en mi alcoba:
sobre tus cabellos derramaré
el ungüento
de mis tarros;
amada mía, entra en mi bodega:
beberemos el licor de la ambrosía.
Amada mía, ven Alicia
a mis brazos:
derramaré agua de rosas
sobre tus montes,
amada mía, ven:
te pondré un collar
de rubís engarzados
con las perlas
de mi pasión amorosa,
amada mía…
ven, siéntate a mi lado
te contaré:
érase un princesa:
Alicia se llama,
que vestida elegante iba
en coche de caballos
por las calles de la fantasía...
-soñaba estar con su príncipe-

y vivir en el castillo encantado

y tanto amaba a su príncipe

que quedose en sus brazos

una noche en sus sueños

amándose estaban los dos

cuando un suspiro los despertó

-y diéronse cuenta que no había

príncipe ni castillo-

que era amor de los dos enamorados

y gustosos se daban su amor
 
tal goce sintió Alicia
en brazos del príncipe,
que transportada fue a un cielo
de estrellas,
despertándose gozosa, feliz:
había disfrutado
de la luna de miel que su príncipe
había preparado para ella.
Volviose a dormir,
regresando a la tierra
(y aquí acabó el cuento
que un día ella soñaba
que llegaría su príncipe Salva)

-Mi amada azteca espero por ti-

 

-Salvador 10-9-12- Granada