Camilo Gaitán Avila

luna llena

Esta noche…

En el intento de buscar inspiración, en la sombra de mi alma,

Esta noche…

Ese cielo inmenso, reflejado en la ventana, con la blanca luz,

Proyectada,

De la pálida luna y blanqueada, sobre las sienes voluptuosas de

Nostalgia,

Ese cielo inmenso, cernido en el hondo paisaje,

Sobre sombras tan oscuras, como la noche infinita,

Como si buscara entre las luces, niebla negra,

Quieto y

Fatigado

Y solo como el pétalo, olvidados de la rosa y la espina mortuoria,

Inerte y frágil,

Intento aferrarme,

Al fantasma de su compañía,

Y solo libadamente, se esparce su melancolía, crepitando el silencio,

Entre la noche y el alba,

Desde el fondo trasparente,

Que nubla el cielo de matices plegados,

Y azulosos negreados,

¡Y el frío era demasiado!

¡Y el frío era demasiado, como para congelarnos!

 

Esta  noche…

Pueda ser que perdido en la profundidad del verso,

Esta noche…

Toda esa magia, quizás en amarguras,

Y en letanías, aferrados al silencio,

Toda esa magia, refleje,

De las blancas frentes y sudadas,

Su fantasma,

Paseaba por la noche, caminando por las sendas tristes,

Y su fantasma,

Extendía sus alas

Presurosas al auxilio,

Descendiendo al horizonte, y su fantasma era una sombra que me acompañaba,

Esta noche…

La luna vaga, contemplando esta tristeza,

En la infinita noche, de amor fúnebre, sobre los cadavéricos huecos,

Que reflejan la nostalgia y su fantasma ausencia,

Se marcha en la lejanía…

Dejando solos, mi llanto y el rostro de su sombra, solos los silencios,

Solos los silencios de manos enlazadas,

Solo los silencios se perdían caminando

Y su larga huella quedando impregnada,

Y  en la soledad dérmica, arrastran los ecos,

Y murmuran las palabras,

Lejanía y distancia,

¡Y el frío era demasiado!

¡Y el frío era demasiado, como para congelarnos!

Y dejarnos en la muerte presurosa.

Arrastrando los pasos, sonámbulo,

Oh alma en lágrimas, aires trasparentes, recorren ensoñadas, llantos y palabras…