Donaciano Bueno

Enteramente falso

Sepa usted, señora mía,

que la cuestión que usted dice

no es de aquel que la bendice

ni fruto es de mente impía.

Pues no fue en la sacristía

donde se tramó la trama

y que no fue ningún drama

ni un motivo de alegría.

 

Sólo fue la profecía

de un profeta incontinente

que fue contando a la gente

lo que la gente quería,

Menos hablar, menos dichos

menos golpes y aspavientos

menos repetir lo siento,

más renunciar a caprichos.

 

No se ilusione, señora

de aquel que a sus oÍdos cuenta,

piense bien, no tome en cuenta

a quién la mentira dora.

Saque pues su conclusión,

no se deje adoctrinar,

que cuando haya que pagar

pedir le dirán ¡chitón!

 

Que una cosa es predicar

y otra distinta es dar trigo,

fÍjese bien lo que digo

y no se deje engañar

que el dilema está en el dar

mas no hay que aceptar consejos

que esos son cosa de viejos

que el dar aquí es renunciar.

 

Yo no conozco a ninguno

que renuncie a sus excesos

pero si a muchos de esos

que únicamente dan besos

y abrazos, Y sólo alguno

representa la excepción

que sienten el corazón

como si fueran posesos.

 

¿Presumir sin dar ejemplo?

a mi eso me causa risa,

es un chiste, eso es un cuento,

un suspiro en una misa,

un brindis al sol, al viento,

una mueca, es algo cruento,

un disfraz, es un barniz,

es falso cual aprendiz

de mago que en un momento

 

va desgranando sus trucos.

a su audiencia alucinada

mira y mira y no ve nada.

Es como aquel almendruco,

una nuez o algún piñón,

por fuera mondo y lirondo

¡qué falso es en lo más hondo!.

¡si lo abres ¡qué decepción!