David Silvestre

Dos nubes blancas

No hay luces en los burdeles
de las despedidas,
ni carteles de advertencia
en las curvas
de las discusiones.

 

Cuando caducan
los sentimientos
bajar las persianas
no está tan mal
y evita deudas
innecesarias.

 

Hoy vivo preso del azar,
como todos, lo sé,
pero con la suerte
de haberte conocido.
Chocamos como
dos nubes blancas
en un espacio
de posibilidades
infinito.

 

Has conseguido que dibuje
personas en las ciudades
cuando las imagino

 

y...

 

te parecerá ridículo,
pero creo que ahora
también lleno
de alma
los poemas
que escribo